Desarrollo sostenible, huella ecológica y arquitectura.

Con certeza habréis escuchado y leído centenares de veces en los medios de comunicación la expresión “desarrollo sostenible”. ¿Pero cual es el significando original de estas palabras? Pues bien es:

«El desarrollo que satisface las necesidades de la generación actual, sin comprometer la capacidad de satisfacer las necesidades de las generaciones futuras

No parece complicado discernir entre si algo es sostenible o no lo es, pero para no dejar las cosas en el ámbito de la intuición, mas tarde se definió el concepto de huella ecológica, como indicador del desarrollo sostenible.

La huella ecológica cuantifica el área de territorio productivo o ecosistema acuático que un habitante necesita para garantizar los recursos que consume y para asimilar los residuos que produce. Este área, no importa donde este ubicada, varia según el nivel de vida especifico de cada sociedad.

Si contabilizamos toda la población mundial y la superficie total de la tierra, se calcula que la superficie disponible por habitante es de entre 1 y 1,5 ha por persona. (Una hectárea es un cuadrado de 100x100m de superficie). ¡Ojo! Este cálculo no incluye la superficie necesaria para que vivan las otras especies.

Pero en realidad esta no es la distribución real del espacio disponible y los recursos asociados. Los países mas desarrollados consumimos muy por encima de la media. Se calcula que necesitamos entre 4 y 5 ha. por persona. En el caso de los norteamericanos la cifra está entre 7 y 9 ha. Si toda la humanidad viviese como en los estados unidos se necesitarían seis planetas como la tierra para regenerar la demanda de recursos.

En definitiva, los países «mal llamados» avanzados estamos consumiendo muy por encima de lo que podemos permitirnos, y estamos generando un déficit en el resto del planeta. Pero lo más grave, es que también estamos creando un déficit en el “stock natural” de las generaciones futuras.

Visto así la situación resulta abrumadora. Pero no debemos sentirnos abatidos o resignarnos.

En nuestro país el 20% de las energía es de origen renobable lo cual reduce nuestra huella ecológica.

¿Es posible reducir nuestra huella ecológica? ¿Podemos cambiar la situación con pequeñas acciones individuales?

La respuesta es SI, está en nuestra mano. Con solo cambiar pequeños hábitos podemos conseguir mejoras notables. Pero también es cierto que en algunos ámbitos es difícil encontrar alternativas completamente sostenibles. Casi todas tienen imperfecciones, pero la búsqueda de una alternativa perfecta no nos debe conducir a la inacción. Debemos adoptar aquellas medidas que están a nuestro alcance, aunque su efecto nos parezca limitado o insignificante. Hay decenas de cosas que podemos cambiar individual y colectivamente.

¿Y que podemos hacer para reducir el consumo en nuestros edificios?

Podemos construirlos y usarlos de manera mas razonable, y reducir tanto los residuos que producimos como la energía que consumimos.

Aerogenerador de electricidad a pequeña escala para viviendas. Ejemplo de energía minieólica en el sur de Francia.

En el día a día, podemos reducir la huella ecológica:

Reprogramando las calefacciones, remplazando aparatos poco eficientes, cerrando cortinas y persianas por la noche, etc. Hay cantidad de pequeños trucos que reducen el consumo de energía.

A largo plazo:

Podemos construir o rehabilitar los edificios de manera mas sostenible. Está en nuestra mano desarrollar estrategias que nos permitan ahorrar recursos en la construcción, y energía en toda la vida del edificio. Ya es posible construir viviendas cuyo consumo energético es casi cero y cada vez están mas cerca las que generan la propia energía que consumen.


En 1987 se publicó el popularmente conocido como Informe 
Brundtland. Fue encargado por la ONU, y su titulo oficial era 
"Nuestro futuro en común". En el se definieron los principios 
del desarrollo sostenible tal y como los conocemos hoy en día.

© Margarita Urbano / Josep Maria Ciurana, 2012

Acerca de BiU arquitectura y paisaje

Arquitectura sostenible y bioclimática

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